lunes, 28 de julio de 2008

Ecuación de tercer grado y una incógnita


Quiero tener en las manos
el preludio de los días hábiles
manchados de misericordia.

miércoles, 9 de julio de 2008

Ecuación polinómica


Hay que aprender a tallar el disturbio entre las cosas,
fijarse de lo que está hecho el maravilloso mundo,
para salir a recorrer tranquilamente el grito
y su emblema venenoso.
Es peligroso, sin embargo, abordar hacia ninguna parte,
las cosas siempre han de quedar donde jamás habitaron,
colocadas sobre una pulgada más en el abandono,
donde ni por encargo,
saldrán a relucir su fantástico descuido.

martes, 8 de julio de 2008

Ecuación en retroceso.

Camino a la espera,
el sopor de los autos me detiene.
Me siento tan pequeño
que puedo caber en cualquier parte
aún más pequeña que la razón.
La primavera, por ejemplo
las notas de violín perteneciéndome
hacia fuera.
Ando como anda el peatón y su esquina
como quien espera el sur
para ir a casa y disolverse
hacia los sueños que vuelven a ser nítidos.

A veces me detengo para ver las calles,
su silencio vale como un kilo de cemento
sobre las casas marchitas,
vale como el hombre en una cantina,
vale madre y padre con su hijo de la mano.
Veo desde dentro,
arterias citadinas,
vorágine sin tinta
donde pueda marcar el año de los pasos
hundidos sólo antes de oír
los patios de la infancia
cuidando el vaivén y la cadencia.

Aún así no es tan fácil andar como astro
como pensamiento simplón y turbio
buscando agitar la marejada borrascosa
del universo
si las veces que me ha tocado subir
de todas, ninguna en retroceso.